Carta de Ludwig van Beethoven a Elisa, escrita en 1826.

Para Elisa:
Has de estar arpa de mi, pero créeme ¡piano puedo mas! Anoche melodía todo el cuerpo. Quiero decirte que me extrañó tu súbita partitura y que me siento más solo que un solo de violín. Contrabajo sobrevivo.

No tengo ni un barítono en la bolsa, y con eso de que como puras porquerías, pues me la paso en el bajo.
Ojalá me dieras otra cítara de amor, para demostrarte que me haces mucha flauta.

¿Que no te quiero?
¡Clarinete que si.! Ya lo vals a ver.
Lo que pasa es que tengo chelos
¿Y sabes de quien?
¡Claro, de luna!
No soporto ver como te tira el cancán.
Me encantaría echarme un trombón con él.

Estoy esperando que el muy villancico haga un movimiento en falsetto para romperle toda la maraca.
¿Verdad que tu no me pondrías los cornos?

Aquí hace mucho calor, pero afortunadamente ahorita está soprano una briza muy fresca, pero por las noches hace tanto brío que hasta el becuadro que tengo arriba del piano tirita concierto desgano.

Oboe a tu casa el jueves, oboe el viernes. No sabes cuantas ganas tengo de descorchar una botella de vino del Rhín para brindar por nosotros. ¿Orquesta muy difícil que hagamos a un laúd nuestras diferencias y vivamos molto vivace?
Ahora que si no te gusta el vino, te puedo servir una tuba libre.

Sólo tu regreso podría lograr que se me guitarra esta soledad que siento.
¡Vuelve a mí, por fagot!
Aquí en la quinta no cesan los rumores.
Dicen que Luna te quiere violonchelo, pero yo te juro que sería lo último que haría en mi vida, ya que yo le clavicordio un puñal en la caja de ritmos, para que se acordeón de mi el resto de su vida.

Elisa. Tú eres Mi Mayor alegría, no tengas La Menor duda.
¿Por que no nos casamos?
Todo Bonn iría a nuestra oda.
Podríamos enlazar nuestros destinos en atril de este año. O si prefieres podríamos fugarnos, sería más romántico.

Claro que al principio comeríamos pura sopa de Fidelio, pero después cenaríamos como emperadores, o que, ¿le sax?
¿Te imaginas amada mía?
Tú y yo llevando una vida armónica. Te juro que mi corazón batería como caballo desbocado.
Escuchemos juntos la Marcha Nupcial (bueno, con lo que escuches tu bastaría, ya que estoy medio sordina, y órgano me salgas con que no lo sabías).

Tu cencerro admirador…

Luigi.